Por fin la ecología está al alcance de todo el mundo: "Eco-chic" lo ha conseguido. Margaret Fenwick, su autora, nos ha ido descubriendo, paso a paso, cómo cada uno de nosotros, mediante pequeños gestos en nuestra vida cotidiana, podemos contribuir al cuidado de nuestro planeta ...y mucho!.
Estuvimos una tarde hablando con ella y nos sorprendió gratamente: es joven (cara de niña traviesa), afable ...altísima! y rebosa vitalidad, simpatía y buena disposición. Sus argumentos parten de una actitud totalmente positiva, humana y flexible, puesto que empieza por reconocer y asumir la imperfección que caracteriza al género humano (ella misma, que tan pronto nos cuenta que la blusa que lleva es de segunda mano, también nos confiesa que de vez en cuando cae en la tentación de darse un baño...). Así, claro, contribuir con nuestro pequeño granito de arena a un mundo un poco mejor parece mucho más fácil y llevadero. Este es, sin duda, su gran mérito y la clave de su éxito. Actualmente, trabaja en otros proyectos como consultora de grandes empresas que vuelcan sus esfuerzos y trabajan para ser más sostenibles.
¿Cómo surgió tu interés por esto del medio ambiente?
Siempre he sido una apasionada de la naturaleza y me gustaba la investigación. En determinado momento de mi vida me planteé qué más podía hacer al margen de las clases (es norteamericana, licenciada en Filología hispánica y desde su llegada a España se dedicaba a dar clases de inglés) y empecé con el blog. Aunque en el momento inicial me centré en Madrid, llegué a escribir sobre la ultimísima tendencia a nivel mundial... Pasé de un extremo al otro, y terminé llegando a la conclusión de que era mejor comenzar por lo cotidiano, lo más inmediato, lo que constituye nuestro día a día (al fin y al cabo, un blog es un diario en la web), y a partir de esta experiencia surgió la idea del libro.
¿Por qué parece que la Ecología no termina de calar en este país?
No sé muy bien por qué, pero es cierto que todavía hay un cierto rechazo a la palabra "ecología", tal vez excesivamente manida, o asociada a enfoques demasiado radicales, catastrofistas o basados en una inalcanzable y lejana espiritualidad. De hecho, incluso hablando con mis amigos, trato de evitar aludirla de forma explícita. Se supone que es un concepto que ya forma parte de mi actitud, mis planteamientos, el contenido de mi trabajo... Sin embargo, por otra parte, es importante y debemos tener muy presente que se están haciendo muchos esfuerzos a favor de la sostenibilidad. Grandes empresas están invirtiendo enormes sumas de dinero para minimizar su huella medioambiental. Y nuestra voz, nuestras decisiones y nuestros pequeños gestos, los de todos nosotros, son fundamentales, cuentan y valen mucho. Ese es nuestro gran poder.
Después de tu trabajo en el blog, en tu libro, a tus proyectos actuales ¿cuál es la conclusión que has podido sacar de cara al futuro?
Le damos demasiada importancia a conceptos grandilocuentes como la felicidad y la vida perfecta. A veces la clave está en las pequeñas cosas de la vida, las que tenemos más cerca. Y, desde luego, debemos tener muy claro que si queremos crecer y evolucionar tenemos que salir de nuestro status de confort.
¿Qué opinas sobre "El planeta de los estúpidos" de Juan López de Uralde?
La palabra estúpidos no entra en mi vocabulario, mi planteamiento es otro, no creo que se trate de culpabilizar a nadie. Lo que ha ocurrido no es más que una evolución natural. Durante muchos años hemos crecido en busca siempre de la comodidad, sin ser conscientes del impacto negativo que esto acarreaba sobre nuestro entorno. El siguiente paso (el punto en el que nos encontramos ahora) ha sido ir tomando conciencia, conocer las causas y estudiar posibles soluciones. Remediar los daños que hemos provocado aún nos llevará un período de tiempo. Lo importante es que ya caminamos en la dirección correcta.
¿Crees que moda y ecología son compatibles?
Creo que ante todo se debe buscar calidad para que la ropa sea duradera. Y cada cual debe encontrar y definir su propio estilo para no ser una "fashion-victim", a merced de tendencias pasajeras. Lo que mayor impacto ambiental puede causar es la producción continua y desaforada, el usar-y-tirar. Por eso, una buena opción puede ser la ropa de segunda mano, por ejemplo, o los tejidos reciclados. Y por lo que se refiere a los creadores, la moda debe ir más allá de una mera variación de formas, colores y tejidos. Detrás debe haber una filosofía y unos valores subyacentes que tengan en cuenta el proceso total que engloba el mundo de la moda, así como sus consecuencias.
¿Qué medidas políticas crees más necesarias (imagínate por un momento que fueras ministra)?
Me preocupan los niños, ya que les hemos arrebatado parte del Patrimonio de la Naturaleza que les correspondía sin ser culpables de nada. Me preocupa la maternidad: lo tremendamente complicado que resulta tener hijos hoy en día. Creo que parte de su educación debería consistir en darles a conocer sus derechos, cómo van vinculados a unas responsabilidades, y por supuesto, transmitirles unos valores éticos. Pienso que, teniendo en cuenta que llevamos un ritmo de vida a veces enloquecedor y en muchísimas ocasiones las circunstancias de los padres están lejos, por desgracia, de ser ideales –trabajo, horarios, obligaciones...–, debería haber una infraestructura de apoyo para facilitar la educación y la atención a estos niños.
Hubiéramos seguido hablando durante horas, se nos quedaros muchas más preguntas en el tintero, pero no pudo ser. Desde aquí, Margaret, queremos agradecerte tu colaboración y desearte lo mejor para tus proyectos presentes y futuros.
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