He aquí una propuesta genial –y más para estos tiempos de crisis– y una forma estupenda de convertir la reutilización en un juego. Y es que además ¿a quién no le ha ocurrido que tras de hacerle un costosísimo regalo a su hijo o sobrino, poco después se lo ha encontrado jugando con la caja que servía de embalaje?...–. Los niños poseen una valiosísima herramienta que es su imaginación, y aparte de ella, necesitan poco más. En este caso, la idea es de Martine Camillieri, artista plástica tremendamente comprometida con el medio ambiente. Gracias a su propuesta montones de botellas de plástico cambiarán su contaminante viaje a las costas de Japón (gran parque de basuras del Pacífico) por divertidos recorridos por el cuarto de jugar de los niños. Se trata de una serie de 16 vehículos-bidones con los que apuesta por una "ecología lúdica".
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