Reflexión estival

Llegadas estas fechas, aunque en nuestro caso aún no hemos cumplido un año en la blogosfera –empezamos el pasado mes de octubre–, parece que, en cierta manera, cerramos un ciclo. Los niños han acabado otro curso más... y se respiran aires –¡y calores!– de vacaciones. Para nosotros esta ha sido una puesta en marcha sobre todo llena de grandes descubrimientos. Más allá de cifras y objetivos, debemos confesaros que hemos superado con creces nuestras expectativas en cuanto a todo lo que hemos aprendido –un montón!–, y tenemos además la satisfacción de haber encontrado en nuestro camino –y haber compartido con vosotros–  personas increíbles, valientes, emprendedoras que están luchando día a día por sacar adelante fantásticos proyectos e iniciativas conscientes del valor del planeta en que vivimos–el mejor legado que podemos dejarle a nuestros hijos–.

Y, como no podía ser menos, queremos y debemos expresar nuestra profunda gratitud por la buena acogida que nos habéis dado. Afortunadamente cada día sois más los que entendéis que casi cada gesto cotidiano, desde el mismo momento en que nos levantamos, va a tener una repercusión sobre nuestro entorno; y cada granito de arena que podamos aportar para el cuidado del medio ambiente, por pequeño que sea, es importante –y además, desde el punto de vista más egoísta, será en beneficio de nuestros hijos, en un futuro cercano–.

También nosotros aprovechamos estos dos próximos meses para tomarnos un justo y merecido descanso. Aparte de las vacaciones, queremos pararnos a tomar aire, reflexionar sobre todo lo acontecido a lo largo de estos meses, seguir buscando contenidos que sean de vuestro interés, profundizar en determinados temas y llevar a cabo algunos pequeños cambios que creemos necesarios. Seguiremos por aquí –no dejéis de mandarnos los e-mails, los comentarios o las sugerencias que os parezcan oportunos– porque de hecho tampoco descartamos publicar alguna entrada de forma esporádica.

¡Que paséis todos un feliz verano!, nos vemos en septiembre