domingo, 30 de enero de 2011

Mimando los humedales



El próximo 2 de febrero se celebra el Día Internacional de los Humedales. Con este motivo, el Grupo Local Seo Vanellus (perteneciente a la Sociedad Española de Ornitología) pensando en todos los públicos, mayores y pequeños, organiza para el domingo 6 de febrero, a las 11 de la mañana en Leganés una serie de actividades en el Parque Polvoranca con el objetivo de darlos a conocer. Habrá puestos de observación de aves, talleres, una rifa, y hasta caldo calentito para combatir los rigores de este invierno!!!.

Porque... ¿sabemos exactamente qué son los humedales? ¿por qué ahora de repente se habla tanto de ellos? Os contamos: son zonas de tierras por lo general planas, cuya superficie se inunda de forma permanente o temporal de agua (dulce, salada o mezcla de ambas). Esto da lugar a un ecosistema híbrido, en parte acuático y en parte terrestre (aves) y tanto vegetal, como animal e hidrófilo.

Los humedales pueden llegar a convertirse en cauces alternativos para los ríos en época de grandes crecidas; la fauna acuática depende de ellos; riegan pastizales de los que se alimenta el ganado y otros herbívoros; son el hábitat de cereales como el arroz....

Pero su valor fundamental radica en ser instrumentos para la gestión sostenible del agua, son un recurso imprescindible para la obtención de agua potable a largo plazo –de ahí que se les denomine los “riñones del planeta”– ya que actúan como filtradores naturales: cuando el líquido pasa de un humedal a un acuífero subterráneo, queda renovada el agua que discurre bajo tierra y convertida en apta para el consumo humano.

La destrucción de los humedales, que durante mucho tiempo fueron considerados eriales y zonas insalubres, desde 1990 ha alcanzado el 50% –debida en ocasiones a la actividad agrícola, extracción de aguas, vertidos contaminates...–. Es una pérdida grave, que puede llegar a ocasionar un descenso de precipitaciones pluviales de la zona afectada –se da el caso de Uganda, por ejemplo, donde incluso se alteró el microclima local, por lo que a partir de entonces se prohibió su eliminación–. Por todos estos motivos conviene no olvidar ni menospreciar su papel en la naturaleza.

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